Mariano ESPINOSA RAFFUL
Siempre hay otros
Destellos dramáticos del fin del mundo
A veces el viaje más largo es la distancia entre dos personas.
William Somerset
Por supuesto que la única ley no escrita en la vida es que todos los mortales vamos a morir, lo discutible es el aceleramiento de la especie humana para su autodestrucción, más allá de los experimentos que forman parte de descubrimientos importantes, conquistas del espacio, irrupción en otros planetas y hasta cesión de derechos para probarnos a nosotros mismos de que somos capaces.
Estamos en una etapa difícil por la presencia de un fenómeno inexplicable, donde algunos mandatarios de países repartieron culpas en su momento, pruebas de laboratorio, acertijos que buscaban alguna reacción en China, lo que hoy tenemos es un prolongado encierro de una inmensa mayoría de adultos mayores, niños y jóvenes en clases virtuales los más, aunque con pocas probabilidades de aprender lo mínimo que tenían al asistir a las aulas.
Confrontados en muchos sentidos, ya no hacia la izquierda o la derecha, las oposiciones en los gobiernos en turno, más que incidir por una prosperidad y bienestar en las poblaciones, apuestan a la división, a la suma de los fieles, a la condenatoria de los que supuestamente interponen intereses personales ante un mundo que se aniquila a sí mismo.
Las carencias son las mismas de hace más de 30 años, donde los sistemas de salud pública han demostrado ante el virus, sus ineficiencias, la falta de equipo y personal, pero más aún una estruendosa corrupción que no deja de galopar en los tiempos presentes, a pesar de las buenas intenciones, pero sin soluciones de fondo, solo cosméticas.
Infraestructura que ha pasado a ser parte de la mediocridad, obras donde su costo se incrementa exponencialmente, sin explicaciones convincentes, sin justificaciones sustentadas en la realidad, y nuevamente entramos al terreno de los supuestos, porque la transparencia y la rendición de cuentas es sólo parte de un show bien montado, porque se le imponen candados a la “supuesta” información sensible de los entes públicos.
La lucha abierta contra el crimen organizado, no nos permite dimensionar hasta donde es verdad la tregua de hoy, ni Felipe Calderón tuvo todo para afrontar el panorama que se cernía sobre México en 2006, ni Enrique Peña Nieto mantuvo sincronía en la atención de las nuevas focalizaciones de la maldad en un país donde la pobreza inunda la plana.
Llegaremos a los 80 mil fallecimientos por COVID-19 de acuerdo a las cifras actuales en el próximo fin de semana; lo que nos deja un gran cúmulo de dudas en la atención a la salud de esos mexicanos, más los que han perdido la vida en el extranjero, que la suma en los Estados Unidos es considerable desde el primero en enfermar y morir.
Tenemos mucha tarea por delante quienes somos idealistas, realistas, demócratas y además no somos conservadores, ni conformistas; porque mientras tengamos en la agenda diaria aportar en un mundo dizque civilizado, pero lejos de esa connotación, por la escasa atención que les ponen algunos gobernantes a sus responsabilidades, estaremos sintiéndonos útiles.
Procurar empleo no es fácil, nunca lo ha sido, menos para quienes deben cumplir con los requerimientos cada vez mayores, de obligaciones fiscales y de compromiso social entre patrones y empleados en el sector privado, porque el público es cada vez de más difícil acceso.
Ciudad del Carmen es un ejemplo de la caída de esa ocupación, con una economía petrolizada deambula entre la oscuridad y la adversidad; sin posibilidades de ver levantar la moral para recuperar las cifras que la hacían atractiva a los ojos del mundo.
No debe darnos miedo morir, sino procurar vivir intensamente en ese transitar quizá más austero hoy, pero no lejos de una querencia que nos permita ubicarnos sin experimentar, ante el umbral de un final menos inhóspito.
Los destellos en un fin del mundo acotado, entre las creencias y los mandatos universales de la historia, nos permite siempre mirar en su justa dimensión los dramas indecibles.
EN PRIMERA LÍNEA
El ejercicio claro del poder público nos da para atender las causas de la marginación, el olvido y además los rezagos en las comunidades rurales de cada municipio.
Nadie debe estar por encima de las mayorías, de la razón que le asiste a la realidad, esa que a simple vista forma parte de un panorama sombrío.
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